Atención al
cliente: Acortar los tiempos de respuesta, mejora la fidelización a largo plazo
Dicen que la mejor forma de medir la fortaleza de una marca hoy, la encontramos
en el análisis de cuán férreos son sus vínculos con sus clientes más
fidelizados. Y aunque existe tanta confusión como información se genera, lo
cierto es que las “emociones” , quienes hoy dirigen los designios de las
marcas, no se construyen sólo a partir de la planificación, ni sólo siendo
amables con nuestros clientes.
Cuando hablamos del año del social CRM, del ciclo en el que debemos
aprender a relacionarnos, cuando hablamos de cifras de ventas centradas en la
capacidad para identificar emociones e impactar en ellas, hablamos de vínculos
consolidados. Sí, vivimos una época en la que los negocios y las relaciones
sociales se fusionan e integran. ¡Volvemos a las épocas en las que el
“comercio” era el núcleo del orden social!
Para construir empresa hoy es necesario armarse de paciencia y elaborar
estrategias a largo plazo, el mismo que necesita la confianza, la credibilidad
y la fidelidad, para instaurarse entre nosotros.
Pero, incluso teniéndolo muy claro, muchas empresas se pierden en el
camino. ¡Y no es para menos! Aún muy influenciados por las estructuras y
jerarquías tradicionales en las que las preguntas eran, ¿cómo puedo resolver
esto ahora?, en lugar de ¿qué espera el cliente de mi?, el servicio de atención
al cliente sigue siendo el principal obstáculo para la transformación
definitiva de las empresas en marcas sociales.
Es el momento de cambiar la forma en la que manejamos nuestros servicios de
atención al cliente, quien ha dejado de ser un sujeto pasivo y quien, gracias a
la eclosión del fenómeno social, tiene la oportunidad de ser parte activa de la
construcción de las marcas.
La atención al cliente es el principio y final de todo proyecto o negocio.
Centrarnos por lo tanto en la puesta en marcha de estrategias que tiendan a la
reducción de los tiempos de respuesta; conformar un equipo de profesionales
formados bajo el ala del fenómeno social y con capacidad para resolver en
tiempo real, dudas o problemas, manteniendo siempre el mensaje de la mara,
emerge como el camino más directo a la fidelización a largo plazo.
No debemos extrañarnos de éste nivel de exigencia, máxime si tenemos en
cuenta que las consignas son claras; los beneficios de las plataformas sociales
sólo se materializan ante marcas comprometidas con la calidad y el trabajo en
equipo. Finalmente estamos construyendo una nueva sociedad, más formada,
mentalizada y consciente, de las necesidades ajenas, y en la que todos somos
productores y consumidores simultáneamente, lo que permite la transformación
estructural de nuestra conciencia colectiva asociada a la atención del cliente.
Imaginemos una escena: Un cliente de una entidad financiera está pagando
una cena en un restaurante y su tarjeta de crédito sale rechazada. Llama desde
su smartphone al servicio de atención al cliente de la entidad y le dicen que
han experimentado una caída del sistema y que el conflicto estará resuelto en
24 horas. ¿24 horas? … sin embargo, acto seguido le dice que le comunique con
el dueño del local y entre los dos, resuelven el problema en 5 minutos,
entregando al cliente un justificante que acredita el pago de su cena.
Puede que la escena resulte utópica e irreal pero, es factible y sin duda,
marca la diferencia entre las marcas que han interiorizado la importancia de
acortar los tiempos de respuestas (esto es, reducir las posibilidades de
explosión de una crisis o pérdida de clientes con la consiguiente merma en la
reputación) comprobando con ello, como aumenta la fidelidad de sus clientes y
como, por consecuencia causal, crece su red de influencers.
Quien tiene influencia hoy, se ha ganado
el cielo de la credibilidad y la confianza. Las marcas que solventen los
obstáculos inherentes a la atención al cliente, serán referentes dentro de su
mercado o industria. Acortar los tiempos de respuesta, mejora la fidelización a
largo plazo, pero además, es la razón de ser de las marcas sociales. ¡Qué
necesita el otro, ahí está la clave!
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